La primera parada fue en Jabugo. Sí, eso que conoceis por el jamón bueno de verdad es un pueblo de la Sierra de Aracena. La zona es alucinante, con colinas y riscos que se suceden, valles profundos y pueblos que aparecen donde menos te lo esperas. Todo está cubierto por densos alcornocales aprovechados para montanera, es decir para que sus bellotas alimenten al mítico cerdo ibérico...Aparte de este paisaje, destaca el olor a jamón ibérico nada más plantar el pie en el suelo en Jabugo. Así que claro, no queda más remedio que tomar unas tapas en el mesón 5 jotas...sin palabras.
La primera noche no dormimos muy bien, porque lo que pasó por allí pareció más un huracán que otra cosa. Amaneció un poco mejor, así que dedicamos la mañana a hacer acopio de ibéricos varios. De la paletilla de bellota ya solo quedan unos huesos para cocido y es que del cerdo ibérico se aprovecha todo, ya se sabe. El día siguiente seguimos por la Sierra de Aracena admirando las cortezas rojizas de sus alcornoques. Hicimos acopio de miel..ummm, si es que somos unos zampones! Ah, y nos volvió a llover a saco. Que no todo el el sur es sequía, no.
Gracias a esos señores tan ancianos y enrollaos (...y a Isela, claro :-p), he disfrutado todo el invierno de unos estupendos zumos de naranja :-) sin destruirme la muñeca de tanto "de exprimir" y "de exprimir". A Isela le cayeron unos pies de gato y un arnés jeje. Ese día fue intenso. Visitamos la zona del cabo de S. Vicente, con su gran fortaleza, y los impresionantes acantilados, donde los pescadores locales se juegan más que un chapuzón. Tomamos después la carretera que va hacia el norte por la costa y encontramos una playa alucinante, de esas que te apuntas para-la-próxima. Lo malo fue que estaba todo el mundo movilizado, junto al helicoptero de salvamento, buscando a un pescador al que las olas habían engullido. Y es que el temporal que había esos días lanzaba auténticas montañas contra la costa que hacían empequeñecer los farallones rocosos.
Tocaba ya desandar el camino, no sin antes probar un arroz caldoso, tras un viaje guapo, guapo, de esos que te dejan con ganas de volver :-). Y es que estos viajes en autocaravana son road movies!
1 comentario:
Viva las caravanas y las furgonetas...
Solo os faltó un poco de escalada!
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